sábado, mayo 24, 2008

DISCRIMINACION POR OPINAR INCORRECTAMENTE

WASHINGTON D.C., 23 May. 08 / 07:27 am (ACI).- Crystal Dixon, quien fuera hasta hace poco Vicepresidenta de Recursos Humanos en la University of Toledo (Estados Unidos), fue despedida de su trabajo por cuestionar el estilo de vida homosexual y explicar que los "derechos homosexuales" no pueden ponerse al mismo nivel de la lucha por los derechos civiles de los ciudadanos negros en el país.

"Como mujer negra… me ofende gravemente la noción de aquellos que piensan que por escoger el estilo de vida homosexual son 'víctimas de los derechos civiles'. Me explico: no puedo levantarme mañana y no dejar de ser una mujer negra. Soy genética y biológicamente negra y estoy contenta de serlo porque mi Creador así lo quiso", escribió Dixon.

Así lo indicó en respuesta a otra columna también publicada, días antes, en el Toledo Free Press, en la que el autor pretendía equiparar los llamados "derechos homosexuales" a la lucha de los ciudadanos negros por sus derechos en Estados Unidos.

En su artículo de respuesta, Cristal Dixon señaló también que si bien ella no puede cambiar su identidad como mujer negra porque es parte de su ser, "miles de homosexuales sí deciden vivir el estilo de vida homosexual", y recordó como varios conocidos de este ámbito han renunciado a esta conducta porque "se dieron cuenta de que su opción por las prácticas del mismo sexo los perjudicaban física y psicológicamente".

Dixon concluye su artículo con dos referencias bíblicas. En la primera recuerda que Dios creó al hombre y la mujer "con un inalienable derecho a optar" y que cada quien es responsable por sus acciones; y que parte de ello en el caso de quienes practican actos homosexuales "se distorsiona y los vuelve indignos".

Asimismo recordó que el Señor "ama al pecador pero odia el pecado" y resaltó luego que "diariamente Jesucristo está radicalmente transformando las vidas de los heterosexuales y homosexuales llevándolos hacia una vida de plenitud".

Todos estos comentarios hicieron que días después, el Rector de la University of Toledo, Lloyd Jacobs, publicara también un artículo en el Toledo Free Press. En él, afirmó que se vio obligado a "repudiar" públicamente los comentarios de Dixon. En su opinión, las afirmaciones de la ex administradora "no están de acuerdo con los valores de la University of Toledo" y expresó su apoyo para un "programa seguro" para estudiantes homosexuales en esta casa de estudios.

Luego de suspender a Dixon sin derecho a pago, el Rector decidió despedirla. Ante esta situación, la ex administradora contactó al Thomas More Law Center, quien la representará legalmente ante este acto de intolerancia y discriminación.

Richard Thompson, Presidente del Thomas More Law Center, comentó que aparentemente, además de su apoyo a los homosexuales, la University of Toledo también "está orgullosa de su hostilidad hacia los cristianos. Los cristianos también creen que uno tiene que amar al pecador pero odiar al pecado. Crystal Dixon cree y expresó esto. Esencialmente fue despedida por ser cristiana".

La hija de un homosexual cuenta su infancia

El Empirical Journal of Same-Sex Sexual Behavior reseñó en 2007 el libro Out From Under: The Impact of Homosexual Parenting (Annotation Press, 2007), de la canadiense Dawn Stefanowicz. La reseña corría a cargo de Gerard van der Aardweg, psicólogo holandés, doctor en Psicología por la Universidad de Amsterdam, y autor de libros sobre la homosexualidad. Ofrecemos un resumen, elaborado a partir de la versión italiana publicada en Studi Cattolici (abril 2008).

“Mi nombre es Dawn Stefanowicz. Crecí en un hogar homosexual durante los años sesenta y setenta en Toronto, en contacto con una subcultura GLBT (gays, lesbianas, bisexuales, transexuales) y sus prácticas sexuales explícitas”. Así se presentaba en su página web la autora y protagonista de esta obra. “Mi mayor preocupación –sigue diciendo Stefanowicz– es que se está ignorando a los niños en el debate actual sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo”.

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Van der Aardweg explica al principio de su reseña el interés que ha tenido para él, como investigador y experto en la materia, la lectura de este relato autobiográfico. Explica que a menudo los acercamientos al asunto de la paternidad gay se realizan a través de cuestionarios a los padres homosexuales o a los hijos que viven en ese entorno. Según Van der Aardweg, se trata de una metodología equivocada: “Los entrevistados asumen una actitud defensiva que les impide dar respuestas creíbles. Los padres homosexuales quieren demostrar que son una familia normalísima, y sus hijos no están dispuestos o no se atreven a decir aquello que verdaderamente piensan”. De esta manera, los estudios que siguen esta técnica “no muestran la realidad sino que más bien la esconden”.

“Si se quiere conocer la verdad sobre la paternidad gay –sostiene Van der Aardweg–, es necesario recurrir a la observación de datos sobre el terreno: descripciones de la vida cotidiana en familia con padres homosexuales en un periodo de varios años; examen del comportamiento de estos padres y sus hijos en recíproca interacción; y observaciones que cubran un arco de más años sobre el desarrollo de la vida afectiva y de la personalidad de los niños interesados”. Hay dos vías para lograrlo: preguntar a personas cercanas a estos entornos homosexuales o preguntar a los hijos que han vivido en estos ambientes acerca de su pasado. En este segundo grupo se inscribe el relato Out From Under.

Sin atención paterna

Dawn Stefanowicz, la autora del libro, tiene en la actualidad 40 años y es madre de dos niños. A sus espaldas, arrastra aún el recuerdo de una infancia transcurrida en una familia marcada por la homosexualidad activa de su padre.

Ella, sus dos hermanos y su madre estuvieron siempre dominados por la fuerte personalidad de su padre. Dawn habla de su madre como una persona tímida, débil y pasiva. La recuerda apocada y recluida, cómplice incluso de las andanzas de su padre. Él no la quería y la trataba como a una sierva que “debía cocinar, hacer la limpieza y satisfacer todas sus necesidades y caprichos”.

Así, Dawn reconoce que desde sus primeros años necesitaba ávidamente el afecto de un padre que le diera seguridad; nunca lo tuvo. La atención del padre estaba centrada en sus relaciones homosexuales y todo lo demás quedaba subordinado y sacrificado a esta pasión. Los hijos no ocupaban el primer puesto en la atención del padre, y todos crecieron con problemas de comportamiento, afectivos y de relación.

Dawn recuerda que el objeto de los afectos de su padre eran sus partners sexuales, algunos de los cuales pasaban en casa largas temporadas, meses e incluso años. Stefanovic destaca en este sentido el clima de infidelidad en esas relaciones: “Papá y sus amigos tenían una cantidad enorme de parejas anónimas y se dedicaban a las más diversas prácticas sexuales, incluido el sexo de grupo”. Dos compañeros de su padre se suicidaron después de que él los dejara. Stefanowicz explica cuál era su actitud entonces ante el tipo de vida de su padre: “Veía aquella situación de homosexualidad desenfrenada como una traición que había frustrado para siempre en nuestra familia cualquier esperanza de felicidad”.

“Todo giraba en torno a él”

Gerard van der Aardweg explica la situación desde un punto de vista más general, cuando dice en su reseña que “la vida de la mayor parte de los homosexuales que quieren vivir como tales gira en torno a un polo: su homosexualidad... no se dan cuenta del sufrimiento que acarrean al prójimo”. Así lo resume la hija: “Todo giraba en torno a él”.

“Los homosexuales activos tienden a sexualizar la vida familiar”, asegura el experto holandés. Stefanowicz recuerda de aquella época la falta de pudor absoluta que reinaba en la casa, y sobre todo la promiscuidad de su padre: “Para mí, la promiscuidad era la normalidad, pero no la quería para mí. No lograba imaginar que un día me habría casado, y me había jurado a mí misma que no traería jamás hijos al mundo”. Para ella, “el daño más grave que puede sufrir una muchacha que crece junto a un padre homosexual es la imposibilidad de ver en él a una persona que ama, respeta y protege a las mujeres que hay en su vida”.

De hecho, cuando Setefanowicz empezó a recibir tratamiento psiquiátrico, el médico le descubrió la clave más importante para su recuperación: aceptar su condición de mujer. Y es que había desarrollado un complejo de inferioridad en lo relativo a su identidad sexual: “Estaba convencida, aunque tenía mis miedos, que debía tener experiencias, para descubrir cuál era mi identidad sexual”. El psicólogo holandés explica al respecto que los padres homosexuales “no pueden transmitir a sus hijos e hijas confianza en su virilidad o feminidad, por el simple hecho de que les falta a ellos mismos”.

“El libro no es solo una fuente de hechos y de consideraciones útiles para la discusión sobre la paternidad de los homosexuales y la oportunidad de la adopción por parte de estos –concluye Van der Aardweg–; es también un examen de conciencia para padres que practican la homosexualidad”.

A lo largo del libro, Stefanowicz muestra compasión hacia su padre –muerto de sida a los 51 años–, pero quiere hacer comprender –sobre todo a quienes ocupan puestos claves en la sociedad– la experiencia de los menores que viven situaciones como las que ella y sus hermanos tuvieron que sufrir. Como afirma en su web, “al final, los niños serán las víctimas reales y los perdedores de la legalización del matrimonio homosexual. ¿Qué esperanza puedo ofrecer a niños inocentes sin voz? Gobiernos y jueces deben defender el matrimonio entre hombre y mujer y excluir todos los otros, por el bien de nuestros hijos”.